Para Pam, solo existe ella, y su barrera
contra los demás, que construyó desde pequeña por su padre. Hoy en día solo
sabe ignorar y defenderse a la mínima respiración de cualquier persona. Pero
todo cambia una noche, en una fiesta, y con la persona equivocada.
JUEVES
Supongo
que sería hora de guardar mis viejas converse rojas y mi chaqueta de cuero para
sacar mi lado femenino que nadie había encontrado desde hace años. Tacones y
vestido. Sencillamente nunca me había planteado ir a una fiesta, me conformaba
con unas cuantas botellas de Vodka con caramelo cada viernes y unos cuantos
cigarros antes de las destructoras 6 horas encerrada en un lugar lleno de
gilipollas y conocimientos que, sencillamente, no me interesan. Nunca he tenido
una relación completamente basada en la confianza con amigas, todas las tías
con iguales, como si estuvieran hechas con un molde, y yo no soy así, por eso,
la mayoría me caen mal y termino separándome. La diferencia la encontré en una
chica que conocí hace 4 años en el instituto, cuando yo empecé 1º de la ESO y
ella ya llevaba un año en el instituto, estaba repitiendo.
No se
como lo hice pero he conseguido llegar hasta 4º, sin razón porque dejarlos
estudios si es que no lo he hecho ya, repetiré 4º y saldré de esta mierda con
17 años, al igual que ella, pero ella no repetirá 4º y se irá a Barcelona con
su ‘novio’, dejándome un año más metida aquí, resentida con el mundo y mis
padres, los gilipollas de mi instituto y perdida por las anchas y largas calles
de Madrid.
Liz era la
única razón por la que me metería en una casa con la música a tope y llena de
alcohol toda la madrugada rodeada de chicas vestidos extremadamente cortos y
preocupadas por su maquillaje y chicos buscando una chica a la que tirarse. Es
se cumpleaños, y tenía que ir, obligada, pero iría. El metro estaba a punto de
llegar a mi parada. No tenía unas excesivas ganas de salir allí fuera, ver a
más gente estúpida y estar rodeada del frío de Octubre, pero si no, mi madre
estaría dispuesta a castigarme en cuanto llegara a casa, ya que, volvía de mi
clase de contemporáneo en la otra punto de Madrid, y ya era ‘tarde’. Las nubes
grisáceas cubrían casi todo el cielo, pero dejaban huecos por los que se
dejaban tenues rayos de la puesta de sol, haciendo que los charcos estuvieran
teñidos de lilas y naranjas. Mis ojos captaban el mundo como una cámara
fotográfica. Siempre me había pasado, siempre pensé que la gente era estúpida
al ver la belleza en un paisaje solo cuando están enmarcados en una exposición
o impresos en papel, mientas que, cuando tienen ese momento delante van mirando
sus móviles.
Notaba
mi propio vaho saliendo de mi boca, frío, como yo, y baje las mangas de mi
chaqueta de cuero, que todavía olía a mi, dejando ver a penas mis dedos. Mis
converse cada vez resbalaban más sobre el suelo y mis medias estaban empapadas,
al igual que mi gorro de lana.
Entré en
mi casa, sin hacer ruido, si nadie se enteraba de que había llegado, mejor. Fui
hasta la cocina para beber en café, y lo primero que vi fue una nota de mi madre:
‘Pam, tu
padre vuelve pronto de trabajar, yo tengo horas extra y no puedo llegar para
cenar, tienes la comida en el frigorífico.’
Mamá
Lo
último que me faltaba hoy era quedarme sola en casa con el idiota de mi padre;
desde que tengo memoria ha sido alcohólico, no ha ayudado a mi madre en nada,
me crió sola mientras él le engañaba diciendo que trabajaba, cuando estaba en
un bar, y recuerdo perfectamente cuando me daba un billete de 5€ para que no le
contara a mi abuela que ellos habían discutido. Mi padre me ha maltratado tanto
física como psicológicamente, igual que a mi madre, la diferencia es que ella
se lo permite, mientras que yo, me rebelé hace 3 años.
Hasta aquí el Martes de Wattpad de hoy. Espero que os haya gustado la historia y sigáis leyendola en sus próximas actualizaciones ;) También os recomiendo leer su otro novela, 'The secrets of the hurts'.
¡Hola! Pues me lama la atención, pero no actualiza desde hace casi un mes y ufff
ResponderEliminar¡Un beso! Meri